De nuevo a la rutina. La tristeza que trae el frío invierno y mi nariz roja. Las manos congeladas, las miradas pálidas y vos que estas siempre distante y cada vez más semejante a un enemigo. Que ya no vas a ser como mi abrigo. Ojala me haga amiga del frío y le pida que se quede conmigo, que me aleje a la tristeza y congele cada una de esas palabras que alguna vez dijiste, que nunca más vas a volver a repetir. Al menos conmigo, porque a este invierno no le importan mis sentimientos y hace oídos sordos cuando le pido que si te encuentra distraído te cruce de nuevo conmigo.-

El amor nos ciega, nos mata, nos hunde. Perdemos nuestras fuerzas, ya no podemos luchar. Nos apartamos del mundo, en un mundo nuevo, nuestro mundo. Un mundo oscuro, sin luz, ya que la luz, era él. No sabemos en qué gastamos peor nuestro tiempo, si respirando, o pensando si deberiamos dejar de hacerlo. Nada es para siempre, él ha roto su promesa de amor eterno, y yo sigo aquí, llorando, sufriendo, hundiendome cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo más.