


Bueno, no quería tocar ese tema.
Su café cortado ya no existía y mis cigarrilos tampoco. Mi coca cola Light quedó a medio tomar al rayo del sol, que ahora me iluminaba solo a mí. Le dije entonces que hiciese caso él prometió no volver a escribirme, ni llamarme, ni nada que se le pareciese. Aceptó, no le costó nada hacerlo. "Esto me duele en el alma- dije- yo sigo enamorada de vos". Nos quedamos en silencio y él llamó al mozo con señas. Pagó y me dijo: "¿Vamos?" dando por terminada la charla.
Caminamos y sentí su mirada en mi cuerpo: "Cambiá esa cara por favor" me dijo. "¿Querés que ponga cara de feliz cumpleaños?"- le dije sarcástica.¿Pensaron que él iba a portarse bien? ¿Que iba a seguir mis comandos? No, ese buitre no iba a dejarme en paz. No iba a hacerlo, no puede hacerlo, no sabe cómo se hace. No puede: su naturaleza, su cuerpo, su sangre, toda su hombría grita "¡Soy mal tipo!". Eso le enseñaron, es lo que sabe hacer, es lo que queramos o no, me gustó de él. Su obstinación, su terquedad; todo lo que para la gente son tremendos defectos son para mí las más maravillosas virtudes; porque nunca pude ser como él, aunque estaba empezando a parecerme. Aprendería a sobrevivir en la jungla, donde él era león y yo un bambi desprotegido.-

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