



Cada lugar que recorro, tiene contigo algo que ver. A cada paso hay testigos de este amor que se nos fue.
Te vas, y me voy y nadie dijo perdón. Lloras tú, lloro yo, nuestro sol se apagó.
Ya se que no volverás, es inútil tu recuerdo, no debo mirar atrás.
En los atardeceres, apena la luz se ve, imagino que te acercas y todo vuelve a empezar…
Te vas, y me voy y nadie dijo perdón. Lloras tú, lloro yo, nuestro sol se apagó.
Ya se que no volverás, es inútil tu recuerdo, no debo mirar atrás.
En los atardeceres, apena la luz se ve, imagino que te acercas y todo vuelve a empezar…

Él seguía en mi cabeza. Lo perseguía, lo buscaba, me escondía, llamaba por teléfono y cortaba. Me sentía necesitada: de su voz, de sus palabras silenciosas, de sus miradas. De mis inventos. De eso vivía: del timbre que le había atribuido a la voz de Él, de la personalidad que le compré, de un futuro ideal juntos, donde no existiera la diferencia de edad. En mi cabeza podíamos ser felices y no entendía por qué no se concretaba mi sueño.
1 comentario:
lindo y profundo...gracias
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