3/3/09



Amores imposibles que escriben en canciones el trazo de una estrella. Cartas que nunca se envían. Botellas que brillan en el mar del olvido. Nunca dejes de buscarme, la excusa mas cobarde es culpar al destino. Ella soñará un verso que él nunca escuchará, él no trepara sus trenzas una noche de invierno. Ella soñará un viaje y no habrá despedidas. Ni canciones de amor, ni Capuleto y Montesco. Crecerán y en la espuma del tiempo se deshacen sus sueños. No quedará ni un recuerdo, ni en la noche un lamento. Quizá una leve herida que lavará el olvido…




Suavecito me pusiste todo en su lugar, suavecito, como un juego para armar. Empezaste corrigiendo males al azar, como el barro, el alfarero, como brisa de aguacero, conquistaste... suavecito. Colocaste besos justamente en su lugar... suavecitos, medicina para curar las heridas que dejó el pasado sin sanar. Y en el caos del infierno instalaste tú gobierno, y arrasaste... suavecito.
Suavecito... fuiste casi imperceptible, sin prisas, de a poquito, colocaste tu bandera inamovible. Suavecito... fuiste tan demoledor. Pasito con pasito. Tu paciencia arrolladora me salvó... suavecito.
Suavecito fue ganando con saber perder, suavecito, sin afanes de poder. Con la calma que viene del tacto de mujer, como huella de gaviota, como se forma una gota, me atrapaste... suavecito.
Me aceptaste como un cero izquierdo y sin valor, me peleaste sin nada a tu favor. Con la suavidad que se mueve un rumor, como el paso de un anciano con paciencia de artesano; me salvaste... suavecito.

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